sábado, 8 de marzo de 2008

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


Autor: Jesús de las Heras Muela Misión y dignidad de la mujer
El día 8 de marzo, en todo el mundo, se celebra el día de la mujer, el día de la mujer trabajadora.Esta jornada se celebra en todo el mundo desde 1910.

La Iglesia ante el día de la mujer El día 8 de marzo, en todo el mundo se celebra el día de la mujer, el día de la mujer trabajadora. Esta jornada se celebra en todo el mundo desde 1910.
Desde 1977 además la ONU otorgó a la jornada el carácter de día internacional.
Sus orígenes hablan de que el día 8 de marzo de 1908 morían carbonizadas en una fábrica textil de Nueva York 129 mujeres, que se habían encerrado en la citada fábrica reivindicando mejoras laborales, higiénicas y de seguridad. ¿Fue una muerte accidental o provocada?
El 8 de marzo de 1909, un año exacto después, más de quince mil mujeres trabajadoras se manifestaron por las calles de esta metrópoli norteamericana reclamaron ocho horas de trabajo diario e igual salario que los hombres.
Las manifestantes, vestidas de color malva, color del tejido que trabajaban en la fábrica Cotton de Nueva York cuando el incendio de 1908, solicitaban "pan" y "rosas": el pan para simbolizar la seguridad económica y las rosas para simbolizar una mejor calidad de vida.Esta jornada, de reivindicación de los derechos de las mujeres y de exaltación del papel y posibilidades de la mujer en la sociedad y en el mundo del trabajo, es muy celebrado en los distintos colectivos femeninos.
También la Iglesia se suma, con gusto, a estas celebraciones. Y es que las mujeres cristianas realizan un extraordinario quehacer en la Iglesia, en la sociedad y en el mundo laboral. No en vano, como afirmara el Papa Juan Pablo II, "Dios ha confiado a la mujer el hombre, el ser humano".La mujer revela el rostro de Dios.La mujer es para la iglesia la fuente de la vida y del amor, y a ella quiere dirigir ahora y siempre su mirada con especial fuerza e intensidad.
El Papa Juan Pablo I - aquel hombre venido de Venecia y que guió con aquella hermosa y esperanzada sonrisa la nave la iglesia tan solo durante 33 días en el verano de 1978- afirmó en una de sus primeras alocuciones que es Dios es Madre. Luego si es madre- podemos decir-, también mujer...Por su parte, en 1988, con motivo de la Año Santo Mariano, el Papa Juan Pablo II escribió la espléndida Carta Apostólica titulada "Mulieris dignitatem" (Sobre la dignidad de la mujer), que es todo un canto a la mujer, a quien Dios ha confiado el hombre y quien hace realidad el primado del amor y la entrega.
Posteriormente, el Papa Woytyla, en 1995, escribió otra bellísima Carta a las mujeresAntes, el Papa Pablo VI, en 1976, había afirmado "en el cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da testimonio en no pocos de sus importantes aspectos... Es evidente que la mujer está llamada a formar parte de esta estructura viva y operante del cristianismo de un modo tan prominente que acaso no se haya puesto todavía de evidencia en todas sus virtualidades".
El Concilio Vaticano II, entre los mensajes que dirigió a los distintos colectivos humanos con motivo de su clausura en diciembre de 1965, escribió también una Carta a las mujeres. Allí se lee: "Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora.
Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga".
Jesucristo y la mujer.
El tiempo cuaresmal en el que nos encontramos es ocasión y tiempo especialmente "femenino": Jesucristo conversa y transforma a la samaritana o a la mujer adúltera y realiza milagros sobre viudas y enfermas. Al pie de la cruz tan sólo estaban tres mujeres y un hombre.
Las mujeres fueron los primeros testigos del sepulcro vacío, signo de la Resurrección. Una mujer -María Magdalena- fue la primera persona que vio a Jesucristo Resucitado y el primer apóstol de su resurrección.
Y es que no podía ser menos: la iglesia sabe bien del papel fundamental que jugó una mujer -María de Nazaret- en la historia de la salvación.
La Biblia está cuajada de escenas y acontecimientos protagonizados por mujeres, "mujeres fuertes", y la misma historia de la Iglesia es un recorrido fecundo e irrefutable para cantar los loores de la mujer y su misión en el mundo y en la iglesia como nos ponen de evidencia mujeres tan extraordinarias como Teresa de Jesús, Clara de Asis, Edit Stein, Teresa de Calcuta, Teresita de Lisieux, Brígida de Suecia, Catalina de Siena, Isabel la Católica, Juana de Arco, María Micalea del Santísimo Sacramento, Teresa de Jornet e Ibars, Mª Luisa Marillac, María Rafols, Rosa María Molas, Paula Montal, la madre Santa Mónica o las esposas María de Cabeza o María Corsini, ...¿Marginada en la Iglesia?Con todo, no cabe ninguna duda de que en determinados ambientes se considera que la iglesia margina a la mujer, especialmente, al considerar preceptivo el celibato para los sacerdotes y al no acceder a su ordenación sacerdotal.
Lo cierto es que sería difícil de imaginar la acción y la fecundidad de la iglesia de hoy sin la mujer: ellas son el 75% del total de consagrados que hay en toda la iglesia; ellas están en la vanguardia de la marginación y de la pobreza, de la misión y la catequesis, de los hospitales y asilos, de los colegios y residencias. Nuestros templos y asambleas eclesiales están casi siempre más llenas de mujeres que de hombres, y nuestros voluntariados de cualquier índole y condición se puebla más de ellas que de ellos. Ellas son más valientes y generosas.¿Y esto, todo esto no es ser iglesia y servir a la iglesia y a la humanidad? ¿Quién fue más María de Nazaret ó María Magdalena o los apóstoles? ¡Qué más da! Es más importante quien más ama y quien más sirve.
En el fondo, pues, es problema de poder y no de servicio el que puede llevar a la acusación de marginación de la mujer en la iglesia."Hoy -afirmaba el Papa hace unos- en algunos ambientes el hecho de que la mujer no pueda ser ordenada sacerdote se interpreta como una forma de discriminación. Pero, ¿es realmente así? La cuestión podría plantearse en estos términos, si el sacerdocio jerárquico conllevara una situación social de privilegio, caracterizada por el ejercicio del poder. Pero no es así: el sacerdocio ministerial, en el plan de Cristo, no es expresión de dominio sino de servicio".
La mujer tiene, pues, su propio, específico e imprescindible papel en la Iglesia, que como afirma el Papa es "el amor que recibe por su femineidad y también el amor que, a su vez, ella da"... porque "la mujer no puede encontrarse a sí misma sino es dando amor a los demás". Por ello, es el mismo Papa Juan Pablo II, quien, en su Carta Apostólica "Mulieris dignitatem", da gracias "por todas y cada una de las mujeres: por las madres, las hermanas, las esposas; las mujeres consagradas a Dios por la virginidad; por las mujeres dedicadas a tantos y tantos seres humanos que esperan el amor gratuito de otra persona; por las mujeres que velan por el ser humano en la familia; por las mujeres que trabajan profesionalmente; por las mujeres que cargan a veces con una gran responsabilidad social; por las mujeres y . Por todas ellas, tal como salieron del corazón de Dios en toda la belleza y la riqueza de su femineidad".

FUENTE: http://es.catholic.net/mujer/460/972/articulo.php?id=5617

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